martes, 5 de abril de 2016

Dialéctica de la dignificación en la producción de imagen y en la persona que la genera.


 Oferta


Resulta indispensable mencionar la necesidad de conocer el contexto de la producción de imagen, para así poder ofrecer su trabajo entre la desmesurada oferta de fotografía que se ha dado, a partir de la era tecnológica. Lo cual no quiere decir que se esté formando un juicio de valor negativo a la apertura digital en la fotografía. En todo caso, a partir de las nuevas formas de hacer foto, será necesaria la constante capacitación, tanto del emisor como el receptor de imagen, respetando los principios de esta.

Demanda

En cuanto a la demanda de la imagen se refiere, los lectores necesitamos una constante apertura al aprendizaje de la fotografía desde su contexto, pero también con relación a la selección entre muchas fotos del mismo tema. No esta demás decir que, de manera `natural´ siempre fijaremos nuestra mirada a los hechos que nos involucra pero también los que nos interesa sin la necesidad de estar involucrados.
Lo anterior no es indicativo para que las personas lectoras, nos hagamos expertas en tecnicismos y expresiones artísticas, -lo cual sería un ideal-, lo que sí resulta necesario, es que tengamos un conocimiento general de los acontecimientos dados en el pasado y el presente en esta enorme casa, llamada mundo.

Inequidad salarial como preludio a la debilidad en la dignidad en el ámbito de la noticia gráfica

En cualquier terreno de las profesiones y oficios, nos toparemos con la devaluación en la correlación entre trabajo y remuneración. En el trabajo del reportero gráfico, no es la excepción; la brecha entre lo ‘que se hace y lo que se recibe como contraprestación´ carece de equidad y, aunque lo anterior no debería dar pausa para que la producción de la imagen se venda –ya no digamos `al mejor, sino al peor postor´; es común, que dicha acción se lleve a cabo.

Binomio de responsabilidades

Aunque seguramente existen otros motivos y personas responsables en cuanto al desvanecimiento de la dignidad del trabajo como reportero gráfico; en esta ocasión, me referiré a, los personajes políticos, como la otra parte generadora de responsabilidad, (además de los fotoreporteros), respecto a un acto en específico: <La puesta en venta del material fotográfico>. Pues resulta habitual que en el mundo de éste, mercadeen su producto. -en este caso- a personalidades políticas, lo cual no quiere decir que dicha acción sea degradable-, al contrario, tal ejercicio, -entre otros- correspondería a un hecho consecuente, e incluso `natural´ en el  proceso de trabajo como fotógrafo.

Lo que se pone en cuestión es que, -en muchos de los casos- los fotoreporteros, ofrecen su producto a cambio de cantidades casi nulas, [pueden o no ser justificables los motivos por los que se dé el ejercicio de `malbaratar´ la producción fotográfica, como por ejemplo; la supervivencia económica o complemento a su salario. Motivo importante merecedor de un tema, no obstante, en la inmediatez de estas líneas, por ahora, no se tocará.]

Regresando al 'binomio de responsabilidades' arriba mencionado: por un lado, diré que, quien enajena la <foto noticia>, en cantidades `casi regaladas´genera una doble devaluación en la dignidad del trabajo como fotoreportero:

Primero: respecto a lo material, que, tiene que ver con la cuestión económica, es decir, su costo, es mucho menor del valor de lo producido. No obstante, también se devalúa la producción misma; ya que al ejecutarse dicha enajenación en esas condiciones, la fotografía ofertada se expone (en un primer momento) a cuestionamientos de calidad, mimetizándose entre la multitud; aunque lo interior, no necesariamente corresponda a la realidad y,
segundo; se devalúa al sujeto productor de la imagen; dado que no cuestiona las formas y condiciones del acto del que esta siendo protagonista, en el ejercicio de la oferta y demanda de su producto.

En tanto que, quienes aceptan la `contra-prestación´ -en este caso-, los personajes políticos-  al concretarse el acuerdo de compra-venta (en las condiciones de las que estamos hablando), visibilizan el nulo reconocimiento que la atmósfera política le da, al trabajo del fotógrafo, minimizando así, la labor, de quienes producen la imagen en cualquiera de sus clasificaciones. Paradójicamente, los políticos quienes deberían propiciar historias de bienestar común, soslayan permanentemente (como muchas otras cosas), la tan importante acción de la fotografía en cuanto a la noticia se refiere, siendo la imagen, una de las piezas principales, que perpetúan los hechos que hacen historia, nada menos que eso.



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