Bienvenidos al
circo político, ¿el tema? “La seguridad”. Usted no me está preguntando, pero yo
quiero abusar de su tiempo para compartirle mi pensar.
Advertencia: Si
usted me quiere mandar al carajo, le solicito, hágalo después de leer el último
párrafo, y esto ‘nomas’ lo digo, pa’ que valga la pena su saludo.
Usted y yo sabemos
que lo legal o formal, -como quiera llamarlo- en el mayor de los casos está
divorciado con lo legítimo, mismo que tiene que ver con la praxis ética, donde
no sólo estamos, sino que también nos vivimos. Dicho lo anterior, comento lo
siguiente:
El Comisionado
estatal de seguridad Alberto Capella, no miente cuando habla de cifras
oficiales, finalmente en un sistema democrático, la credibilidad del estado
tendría que estar sustentado en los resultados de las instituciones, lo cual,
no quiere decir que esto sea la realidad. Por lo menos no aquí y ahora. En
Morelos, como en los demás estados de la República, nuestro credo frente al
gobierno, es obsoleto.
Aquí…sigue habiendo
abusos y violaciones por parte de la policía, pero también hay elementos
policiacos comprometidos con su trabajo. Por lo que nos obliga a pensar que los
autores de la ineficiencia de la seguridad, están en la médula del estado, sin
el ánimo de soslayar la responsabilidad operativa de los cuerpos policiacos. Es
aquí, donde usted y yo estamos parados, donde nos mimetizamos en lo
cotidiano…donde nos vivimos.
Tampoco mienten
diputadas y diputados cuando desde su curul, reclaman con bombos y platillos al
comisionado Capella sobre la ineficiencia del mando único, pero... hay algo que
huele a retórica política, a intereses partidistas, dígame usted, ¿quién o
quiénes de las personas que nos legislan se han destacado por su integridad
ética?, ¡Ninguna!, ¿y sabe por qué?, porque eso hablaría de una contradicción,
dado que cualquier ser humano con sentido de “bienestar social”, no ocuparía
ningún puesto político. Pues en la actualidad, la corrupción es el padecimiento
a priori en las estructuras gubernamentales. Y si usted me permite cerrar, diré
que todo esto, se traduce en un intrínsecamente macabro juego político.
Nota: Y si abuso
del “usted”, usted perdone, lo hago por puritíto gusto.
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