Con lazos de esperanza y abrazos de escolapios creímos en la casualidad de ser mejores.
Envueltos en la agridulce taciturna posibilidad de amor, la coincidencia hizo alabanza a nuestros cuerpos; y ahora de vez en vez mi piel se refugia en tu cuerpo, fortaleza y refugio para las infinitas palabras que te guardo.
Y sigo en la espera de que levantes la censura en mi boca, para que tus oídos reciban de mi voz lo que has construido,
sin intención alguna, así de simple, así como eres.
AC
No hay comentarios:
Publicar un comentario