Estas palabras, a propósito de este grupo de estudiantes -abajo
en foto- quienes son solamente algunos de varios, que estuvieron en el proceso #UAUNMUN
2019.
Cuando pienso estos espacios cuyas juventudes gestan
sueños y realidades en donde quepamos todas las personas, realidades que otros
insisten en mutilar desde los hechos hasta las entrañas de tejidos esperanzadores,
se hace presente la terquedad de impulsar métodos que nos lleven hacia mejor…
utopías. Pensamientos híbridos que entretejen nuevos mundos. Entonces, es irremediable
que mi memoria acuda al anacronismo para revivir actos y sensibilidades de otras
gestaciones en otros espacios y tiempo y, que se hacen presentes para dar
testimonio de la esperanza figurada como resorte ideológico que hizo visible
los renglones torcidos de actos que a su vez, han ido aniquilando la idea de
dignidad humana, estos hechos también han posibilitado la contemplación de lo sublime, vuelta en alteridades
de sensibilidad como realidades permanentes que no cesan el dolor humano por
las inequidades sociales que nos condenan en la constante y permanente fallida dignidad.
No obstante, el presente también atestigua que dichos actos de dominación
permanecen, quizá con diferentes formas y métodos; aunque, de igual manera, permanecen
las insistencias colectivas determinadas a contrarrestar dichos actos. Este
vaivén entre el pasado, presente y futuro, visibiliza la dignificación de las
luchas sociales y la esperanza como idea permanente para garantizar los procesos
de gestación de nuevas formas de abatir las injusticias sociales. En ese
sentido, la idea de “anacrozinar” la memoria de las luchas sociales se
mimetizan en el hoy, listas para ser tomadas como actos del pasado y referenciar
el futuro. De tal modo que, aunque insistan en desaparecer las utopías ligadas
a la justicia social en el tiempo y espacio, en contra parte, habrá siempre
quienes no cesen su terquedad de visibilizar la esperanza de hacer posible lo
aparentemente imposible.