viernes, 24 de febrero de 2017

Borrador. México: Política económica

                              





Los antecedentes de la actual política económica en México con relación al comercio exterior, irremediablemente nos hacen virar a la firma del  “Tratado de Libre Comercio de América del Norte” (TLCAN), actualmente llamado: “Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá” (T-MEC) dada la apertura al mercado -en su forma neoliberal- interna y externa, fue un indicador importante, si bien es cierto que tuvo un crecimiento en la economía mexicana también agudizó la debilidad financiera en nuestro país, debido factores que en adelante se comentan. Por su parte el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari auguró crecimiento económico permanente e incluso prometió que seriamos un país de primer mundo. Por lo anterior, es menester señalar la importancia de retomar la historia en materia económica en cuanto a la política nacional.

El investigador y especialista en economía Arturo Guillén, hace un análisis de la génesis de la dependencia que tiene México con Estados Unidos, este, refiere que, “Es un proceso que arranca desde mediados del siglo XIX, y que se desarrolla y consolida durante la dictadura de Porfirio Díaz.”  Para hablar de dependencia económica, necesariamente hay que referirse al mercado de las exportaciones, y quién si no, son los datos estadísticos nos pueden confirmar lo aseverado. Arturo Guillén en su trabajo “20 AÑOS DE TLCAN: SUEÑOS Y REALIDADES” nos muestra la siguiente información que toma de (Bulmer Thomas, 2003) en donde se observa la alza en las exportaciones a Estados Unidos

                  México. Exportaciones 1912       México Importaciones   1912
                                  75%                                               53.90%
      
                                                                   

El punto de partida de la subordinación con Estados Unidos que ha marcado México, -hasta nuestros días- ha sido lineal, dicho de otro modo, la política económica en nuestro país no ha sido modificada desde el porfiriato, ni siquiera el conflicto revolucionario detuvo la dependencia política y económica con el país vecino, considera Guillén. Aún, cuando la revolución mexicana pretendió modificar la política económica para hacer praxis a sus ideales, teniendo como objetivo, el bienestar social.  

“A partir del gobierno de Miguel Alemán, (1934-1968), se abandonó el curso transformador y nacionalista de la revolución {…} se hizo depender crecientemente del capital privado y se alentó el ingreso de inversiones extranjeras.”


Muy importante comentar que, una de las consecuencias de la política económica desde la perspectiva neoliberal que ha implementado México, es el tema de exportaciones (en su mayor parte con Estados Unidos .80%. Lo que se traduce en una importante dependencia) es la concentración de la riqueza económica en unas cuantas personas, en dinero y en especie. En la representación del TLCAN, están los gobiernos de los países de México, Estados Unidos y Canadá; además de empresas privilegiadas potenciales en producción y capital. Al respecto, Guillén considera que uno de los nodos en este tratado es la representación y participación de las grandes empresas oligarcas ante el TLCAN cuyos objetivos se dirigieron a la expansión de sus empresas en territorio mexicano, al mismo tiempo que el gobierno estadounidense se ponía a modo para que en México, las normas y reglas internacionales de regulación de las empresas trasnacionales se dieran de forma laxa.
Los resultados históricos se muestran en diferentes estudios estadísticos, por ejemplo: el reporte anual de Oxfam 2018, informa que, en México, el 10% controla el 67% de la riqueza. De acuerdo a los cuatro últimos reportes anuales de Oxfam México, los ricos se hacen más ricos y las demás personas que no entran en este parámetro: clases medias, pobres y súper pobres, viven en un permanente estancamiento, es decir en un problema de distribución de la riqueza.

La contradicción del breve crecimiento y la firma del TLCAN:

Por otro lado, hay que mencionar que la política económica de libre mercado en México en el periodo de 1985 a 1994, tuvo crecimiento benéfico en el Producto Interno Bruto (PIB); para ello Guillén hace énfasis en no olvidar que la política económica neoliberal, viene antes del TLCAN, por ejemplo, en el periodo presidencial de Miguel de la Madrid (1982-1986) las tarifas arancelarias se redujeron de un 84% al 27%. Con Carlos Salinas de Gortari a finales de su gestoría presidencial, -sin que aún se firmara el TLCAN-, la economía en México también arrojó un alza en las exportaciones en el sector manufacturero: “las maquiladoras y la reconversión de las empresas trasnacionales (ETN) y de los grupos privados nacionales hacia el mercado externo. Las exportaciones totales se triplicaron” (Guillen 2007)    

Exportaciones totales
1983                                                    1993
25,983                                               61,403

Manufactureras
1983                                                    1993
                      24.50%                                       55.80%                                           


Aunque no podemos soslayar el crecimiento que se tuvo en este periodo, resulta importante destacar que no fue capaz de mantenerse, no obstante, en dicho periodo de alza no sólo no se vieron reflejados parámetros de la distribución de la riqueza en beneficio de la población más vulnerable, sino que, paradójicamente, el crecimiento del ingreso per cápita arrojado por el aumento de las exportaciones se concentró en las pocas personas que controlan la mayor parte de la riqueza. Las desigualdades no sufrieron cambios relevantes. Por lo tanto, el crecimiento económico que se tuvo se tornó invisible para la población menos favorecida con dicho tratado.

En 1994, se firma el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (TLCAN) con Carlos Salinas de Gortari, el cual refiere Guillén que, permitió consolidar y blindar el sendero neoliberal y arrojó la suerte de la economía mexicana a los vaivenes de la estadounidense.


Las promesas no cumplidas:

El TLCAN en apariencia, prometía las mieles del crecimiento económico en México, ya que, con este se generarían nuevos empleos y en consecuencia mejor ingreso a la población mexicana, traducido en una calidad de vida digna. Pero, además, este tratado prometía la disminución de la migración humana al país vecino, pues las personas ciudadanas tendrían mayores oportunidades laborales dentro del país, de tal manera que no habría la necesidad de ir tras “el sueño americano”. Así, Carlos Salinas de Gortari, prometería al pueblo mexicano, llegar a ser una nación de primer mundo.
Fueron muchas las expectativas y pocos los resultados positivos convertidas en esperanzas frustradas, ¿qué fue lo que pasó?

Dice Guillén:

“Las ETN estadounidenses encontraban en el TLCAN, un instrumento para elevar sus niveles de competitividad en relación con otras regiones del mundo (Europa y Asia, principalmente) mediante el aprovechamiento de los bajos salarios y las normas ambientales laxas existentes en México {…}   El capítulo XI del TLCAN que norma el tratamiento a la inversión extranjera, significaba para México, renunciar a cualquier posibilidad de establecer una política industrial”



Ley migratoria inconclusa el acomodo de EU en materia de seguridad:

En el contexto del TLCAN, se constituyó la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) creado en Texas en marzo de 2005 (Guillen, 20017).  Uno de los objetivos principales de México fue, la concreción de un acuerdo de migración que permitiría la legalización de la residencia de los trabajadores en aquel país, situación que hasta la fecha no se ha concretado.

En el marco de las idóneas relaciones internacionales entre México y Estados unidos, este último, en su histórica figura de considerarse un “país omnipotente” -se acomodó de inmediato-  cuando Felipe Calderón, presidente de México (2006-2012) le declaró la guerra al narcotráfico y con ello “la estrategia global estadounidense, asumió que la lucha contra el narcotráfico es equivalente al terrorismo, lo que permite a policías y agencias de seguridad de EU a operar en territorio mexicano” (Guillén, pag.7)
Imposible soslayar que la guerra contra el narcotráfico, causó un “alto costo humano” por decir algo: más de 121 mil muertos fue el saldo que dejó la “guerra contra el narcotráfico”, (<...el saldo de la narcoguerra...> en Revista Proceso, 30 de Julio del 2013), y las desapariciones en el periodo 2006 al 2014, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) fueron 22 mil 322 personas. (El Economista, ago. 21, 2014)

Sin remedio ante dicho escenario (por lo menos hasta el año 2016) el gobierno mexicano puso fin a un posible modelo de desarrollo interno, convirtiéndose en el modelo que prioriza el mercado externo. Ahora bien, a partir de 2018 en adelante habrá que ver las directrices económicas que marcarán la representación política mexicana, particularmente con el cambio de gobierno actual, que tal parece que sus referencias políticas económicas van encaminadas -además de mantener el comercio externo- a fortalecer el mercado interno. Por otro lado, el gobierno de Estados Unidos representado por el republicano Donald Trump, refleja un escenario incierto en las relaciones con México, dado que sus políticas anunciadas, atentan en directo en contra del bienestar de los mexicanos; por ejemplo, las condicionantes que Trump pone a México en temas sociales ligados a las relaciones comerciales, por ejemplo: migración y aranceles.

Guillén, también menciona otro punto que no ha permitido crecer a nuestro país es, el endeudamiento que México adquirió en los años setenta con la banca internacional, esto se dio en el periodo de Luis Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), cuya justificación del pasivo nacional fue para mantener y posibilitar el crecimiento económico. Lo anterior, tuvo consecuencias internas en diferentes ámbitos: en lo económico padeció la liquidez y las tasas financieras se modificaron en perjuicio de la población; desde lo social, se reflejaron diferentes manifestaciones de descontento a las modificaciones económicas además de la insistente dependencia del ahorro externo, (las inversiones extranjeras se mantienen en el mismo lugar bajo la garantía de una estabilidad económica social, en el caso de este periodo, dicha estabilidad se desfavorecía) desencadenando lo que se llamó: ‘la crisis de los ochenta’. No obstante, con los acreedores internacionales llámese el Fondo Monetario Internacional (FMI), inevitablemente México se inauguró como uno de los países dependientes más álgidos con este organismo financiero; poniéndose así el gobierno mexicano al servicio de los intereses de esta institución internacional dirigida por Estados Unidos.



Mi comentario, como forma de conclusión. Como vemos,  la forma de gobernar en cualquier Estado es fundamental para el engranaje del tejido social económico-político y, aunque este trabajo tiene que ver –en principio- con un enfoque económico , vemos que es imposible dejar de mencionar aspectos que entretejen modos de vida de las personas, (aspectos sociales) ya que a partir de ello, serán reflejadas las consecuencias que se tengan derivadas del  cumplimiento de la premisa en las implementaciones de las dichas formas de gobierno, es decir,  garantizar el `bienestar social’ que por cierto, en México resulta una premisa no cumplida en donde la presencia permanente, es la asimetría en la distribución de la riqueza y en consecuencia, la inequidad social.




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